Cierre del espacio aéreo en Venezuela agrava la incertidumbre de los venezolanos en el exterior

Por Redacción – Venezuela Exterior

El reciente cierre del espacio aéreo en Venezuela ha generado una ola de angustia entre miles de venezolanos que residen en el extranjero y que ya tenían planificado viajar al país para reencontrarse con sus seres queridos durante las fiestas navideñas. Para muchos, este viaje no es solo un desplazamiento, sino un reencuentro emocional largamente esperado, que hoy se ve amenazado por la incertidumbre.

Familias enteras habían ahorrado durante meses para comprar sus boletos, solicitar permisos laborales y organizar su estancia. La posibilidad de compartir de nuevo con sus padres, abuelos, hermanos e hijos, abrazarlos y sentarse juntos a la mesa para comer una hallaca en familia forma parte de una tradición profundamente arraigada en la identidad venezolana. Hoy, ese sueño se encuentra en pausa.

“Más allá del dinero, lo que duele es no saber si podré ver a mi mamá este diciembre”, comenta María González, venezolana residente en España desde hace ocho años. Como ella, cientos de testimonios coinciden en una sensación común: la angustia no solo se debe al cierre de vuelos, sino a la falta de información clara y confiable.

Paradójicamente, muchos venezolanos en el exterior aseguran que viven con mayor nivel de preocupación que sus propios familiares dentro del país. “Nosotros, desde fuera, recibimos todo tipo de información, rumores, alertas y noticias contradictorias. Mientras tanto, nuestros familiares en Venezuela viven con menos información o con datos fragmentados. Esa incertidumbre nos desborda aquí, lejos de casa”, explica José Ramírez, residente en Chile.

La falta de comunicación oficial oportuna ha profundizado el desasosiego. Las aerolíneas mantienen políticas de espera, los pasajeros no saben si reprogramar, cancelar o esperar, y las familias se debaten entre la esperanza y el temor de no poder reunirse.

El impacto no es solo emocional. También es económico: boletos no reembolsables, penalizaciones por cambios de fecha, reservas anticipadas de alojamiento y compromisos laborales que ahora quedan en el aire.

Para la diáspora venezolana, la Navidad no es solo una fecha en el calendario, es un acto de resistencia emocional: volver a casa, abrazar a los suyos, y sentarse alrededor de una mesa para compartir una hallaca, símbolo de unión, familia y esperanza. Hoy, ese momento tan esperado está en riesgo, mientras crece el llamado a las autoridades para que ofrezcan información clara, veraz y oportuna.

Los venezolanos en el exterior no solo esperan vuelos abiertos, esperan tranquilidad, verdad y la posibilidad de no perder, una vez más, la oportunidad de volver a casa.

También somos conscientes de los sacrificios que implica el camino hacia la democracia, las libertades y el respeto a la Constitución como única vía para alcanzar una libertad duradera.

Aun en medio de la incertidumbre, los venezolanos en el exterior comprenden que estos valores son fundamentales para construir un país donde reencontrarse no sea un privilegio, sino un derecho.

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