En cada rincón del planeta, las madres siguen siendo sinónimo de amor, sacrificio y esperanza.
Madre
Este segundo domingo de mayo, el mundo entero celebra a una figura que trasciende idiomas, culturas y fronteras: la madre. Ya sea en Caracas o en Montreal, en Maracaibo o en Milán, el amor de una madre tiene el mismo latido: uno que cuida, que guía, que resiste y que transforma.
Desde Venezuela Exterior queremos rendir tributo a todas las madres —las que están y las que partieron, las que dieron a luz y también aquellas que han elegido maternar desde el corazón— porque su papel es, y será siempre, esencial para la humanidad.
Son madres las que esperan con la mesa servida cada domingo, pero también lo son las que salen a trabajar jornadas dobles para que nada falte. Son madres las que enseñan a hablar, a caminar, a rezar, a protestar, a sanar. Las que sostienen con un beso o con una palabra sabia. Las que emigran con una maleta llena de miedo y valentía para darle una mejor vida a sus hijos. Las que crían solas. Las que crían en comunidad. Las que luchan por justicia. Las que abrazan sin condiciones.
En medio de un mundo convulso, en el que la migración, las guerras, la pobreza o los cambios sociales marcan la vida cotidiana, las madres siguen siendo un punto de equilibrio. Son refugio emocional, motor económico y fuente de resiliencia.
Y hoy, más que flores o regalos, merecen ser vistas. Escuchadas. Acompañadas. Porque una madre feliz y en paz construye generaciones más fuertes y compasivas.
A las madres venezolanas, pero también a las madres españolas, colombianas, peruanas, bolivianas, cubanas, haitianas, italianas, portuguesas, italianas, africanas, chinas, ucranianas, palestinas… a todas las madres del mundo : gracias. Ustedes son la patria más íntima y verdadera que uno puede tener.
En nombre de toda la diáspora venezolana, de quienes llevan a su madre en el abrazo diario o en la memoria más profunda, decimos:
¡Feliz Día de las Madres!
Hoy, el mundo les debe una sonrisa… y una promesa de un futuro más digno.
